Skip to main content

La Caja Rural plantea el cierre de su única oficina bancaria en Cájar

La decisión parece firme e inminente, lo que dejaría a nuestro pueblo únicamente con la sucursal de CaixaBank como único servicio financiero con apertura intermitente martes y jueves


Parece que el destino decidió jugar una partida un tanto cruel con nuestro querido Cájar ¿Quién diría que en un pueblo tan acogedor nos dejarían con tan pocas cartas en la mano? La Caja Rural, nuestro refugio financiero, va a cerrar sus puertas pronto. ¡Ay, por favor! ¡Menudo desastre se nos viene encima!

¿Cómo es posible que cierre sus puertas? ¡Si eso es como quitarle el café a un granadino por la mañana! Y para rematar, el único otro banco que tenemos, Caixabank, decide abrir solo dos días a la semana. ¿Qué pasa? ¿Piensan que aquí la gente solo necesita hacer trámites bancarios en días impares?

Había escuchado hablar del cierre de oficinas bancarias en zonas rurales y lo que llaman ahora la España vaciada. Pero, sinceramente, nunca pensé que esto pudiera ocurrir en una localidad del área metropolitana de Granada. Durante la última década, los bancos han cerrado casi 20.000 oficinas en nuestro país (la mitad de las existentes). La digitalización del sector financiero ha sido la excusa perfecta de las entidades bancarias para justificar estos cierres, aunque en realidad el objetivo final cuando se baja la persiana de una sucursal es ahorrar costes.

¿Cómo nos afecta el cierre de una oficina bancaria como la que se producirá en Cájar? La primera consecuencia es la indefensión de las personas mayores por no disponer un servicio que utilizan de forma frecuente, dado que no están habituados a realizar gestiones a través de internet. Además, el cierre de la oficina también implica la desaparición del cajero automático. Otras consecuencias directas son el incremento de los desplazamientos hacia otras oficinas, peor atención al cliente por el aumento de colas y tiempos de espera, pérdida de confianza en la relación por el cambio de gestor, etc.

El Gobierno de España prepara una iniciativa legislativa que pretende obligar a los bancos a instalar cajeros en pueblos y zonas a partir de 5.000 habitantes que garanticen el acceso a los servicios bancarios básicos mediante un servicio de cajero automático de proximidad. El texto apunta que los municipios y barrios que se encuentren en riesgo de exclusión financiera deberán disponer como mínimo de un cajero automático en el término municipal. Por tanto, la norma obligará a las entidades bancarias a instalar los cajeros en los municipios en riesgo de exclusión y asumirán, asimismo, los costes relacionados con la instalación y su el mantenimiento, que en ningún caso podrán repercutirse a los a los usuarios del servicio.

Esperemos que esta iniciativa vea la luz, y corrija, en cierta medida, este desaguisado. Pues si unimos este cierre a las continuas interrupciones en la atención médica del Consultorio de Bellavista y a un servicio postal que 2 horas de apertura al día, parece como si el tiempo se hubiera estrechado en este rincón del mapa llamado Cájar, y sólo permitiera ciertas actividades en días pares con luna llena.

En fin, parece que en Cájar la vida es como el vino malo: ”te deja un sabor amargo y luego te da resaca. ¡Qué le vamos a hacer! A resignarse y seguir adelante, con el humor como única arma para sobrevivir a tanto dislate. ¡Cájar Vive, aunque sea a medias! A pesar de todo, aquí seguimos. Porque mientras nos quede aliento y chispa seguiremos más vivos que nunca, aunque algunos se empeñen en vendernos sueños que se desvanecen con cada puerta cerrada.